Lo primero es tener claro, en lo más profundo de uno mismo, que uno quiere dejar el tabaco, cada uno tendrá sus motivos, creo es muy importante analizarlos, para ello apuntamos en un papel y vemos los beneficios que hasta ese momento nos ha aportado el tabaco y en otro papel escribimos losperjuicios obtenidos hasta ese momento y en el futuro, si es que seguimos fumando. Si somos sinceros veremos que el tabaco está dañando seriamente nuestro cuerpo físico a nivel circulatorio, favoreciendo el infarto cardiaco, la trombosis cerebral, la mala oxigenación de nuestros tejidos, especialmente en las extremidades, ha disminuido considerablemente nuestra capacidad pulmonar, se ha formado una bronquitis crónica con tos y expectoración por las mañanas, cada vez nos resfriamos con mayor frecuencia, nuestro gusto y olfato están deteriorados, y, se ha incrementado el riesgo de padecer cáncer de pulmón, laringe, traquea, vejiga, estomago, mama, etc. Los fumadores pierden una media de vida de 10 a 20 años, esto acarrea indescriptibles sufrimientos en todos los seres que aman a los fumadores, pérdida de años de compañía con los seres que amamos, soledad, desesperanza, que sucedería siempre si no fumásemos por otras causas no buscadas, el cigarrillo se puede abandonar siempre que uno lo quiera de verdad, ¡miles de personas lo han dejado!, es sólo cuestión de decir: ¡¡¡basta ya!!!, ni un cigarrillo más para envenenarme, para quemar mi salud, mi vitalidad.
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